(imagen: Guillermo Yáñez)

Guillermo Yáñez 16 agosto 2020



Imaginar imágenes

(apuntes sueltos -i-)

Uno dice ‘mirar las imágenes’. Pero uno, cuando mira imágenes, o para ser preciso, cuando mira una imagen, no hace sino ver algo que no es la superficie, algo que hace que la mirada vaya a otro lugar. Por decirlo de otra manera, la mirada pareciera mirar algo que va más allá de la imagen misma. Es necesario que la imagen desaparezca y aparezca lo que se imagina en las imágenes. No es un ‘más allá’ propiamente tal, sino un ‘modo’ en que imaginamos la imagen.

En la película The Matrix, cuando Neo se aventura a investigar la nave Nabucodonosor, mientras todos duermen, se topa con Cypher quien mira atentamente un monitor en el que solo se ven códigos pasar por la pantalla sin cesar. Neo le pregunta si eso que ve es la Matrix, él responde afirmativamente. Entonces Neo pregunta nuevamente si siempre mira la Matrix en código. Él le responde que sí, pero que ya está acostumbrado, que ya no ‘ve’ el código, que solo ve (apuntando al monitor) a la rubia, la morena, la pelirroja, etc.

Miramos imágenes sólo si estás desaparecen. Si no, lo único que vemos es una superficie en la que encontramos algo que no podemos imaginar, que no sabemos cómo imaginar.

Cuando miramos imágenes no nos detenemos en esto, sino en otras cuestiones. ¿Esa imagen es real? ¿Qué significa esa imagen? ¿Por qué esa imagen me inquieta?

El asunto es que cuando uno ‘mira imágenes’ lo que hace es imaginar-las. Las imagina de un modo u otro. Entonces uno habita las imágenes porque estas tienen su propio sentido; su lógica, aquello que modela lo imaginable en la imagen que vemos.

Eso es algo que también tienen las imágenes: un límite. Ahora bien, uno puede confundir el límite de la imagen con el límite de la superficie en que reconocemos la imagen. En inglés hay una distinción para ello según la palabra que se utilice. ‘Picture’ refiere al soporte propiamente tal de la imagen; en cambio, ‘image’ refiere a la imagen como ‘modo de imaginarla’, como representación. En castellano la palabra imagen no tiene esa clara distinción.

El límite de la imagen como soporte es el límite físico, el que define el encuadre en sí. En cambio, el límite de lo imaginable es un límite que abre necesariamente lo inimaginable. Lo inimaginable es el límite que hace posible que la imagen se siga imaginando.

Colina, Chile